jueves, 14 de marzo de 2013

El guionista que se volvió actor


Llevo desde finales de junio de 2012 en México DF. Mi último trabajo en Aspaña fue el rodaje de 19/03...
Un artículo escrito por  el guionista  Martín Román.

...un cortometraje dirigido junto a Iñaki Antuñano. Nuestro anterior film era un drama intimista con una protagonista principal y aquí nos lanzábamos a rodar un thriller en un ambiente hostil, las fallas de Valencia. Para quien no las conozca una breve descripción: calles llenas de turistas en su mayoría bajo el efecto del alcohol y otras drogas, bandas de música tocando por las calles, petardos explotando constantemente en el cielo y a tus pies.
Para ponérnoslo más fácil, teníamos varios actores, entre ellos tres niños. Aunque contento con el resultado final, durante el rodaje sentí que me faltaban herramientas para comunicarme con los actores, un léxico con el que lograr explicar todo lo que tenía en la cabeza. Así que en septiembre empecé un taller de actuación con el maestro Ortos Soyuz en Casazul.
Quería ponerme en la piel del actor y el objetivo final era participar en un rodaje en el que no tuviera nada que ver con el guión, sólo ser dirigido y saber cómo reacciona un actor ante las indicaciones que recibe del director.
El amigo Inquilino sabía de mis intenciones así que cuando le contactó Carla Larrea Sánchez, estudiante del CCC, buscando a un actor español para su primer cortometraje en la escuela nos puso en contacto. Desde el primer momento me puse nervioso “¿le gustaré?, ¿me gustará el guión?” Imagino que estas preguntas se las formulan todos los actores.
Cuando llegó el guión me gustó la sencillez, que no simpleza, de esta comedia romántica. A veces los directores primerizos queriendo ser originales y hacer su gran obra caen en los clichés. Veía terreno para explorar y proponer en el personaje que debía interpretar: Gabriel, el protagonista.
Quedamos para tomar un café y charlar de cómo veía al personaje y el guión. La puse en antecedentes, nunca me había acercado a un personaje que no hubiera creado yo. Carla estaba tomando el camino a la inversa, es actriz y se está convirtiendo en guionista y directora. Quería dirigir a los actores como a ella le gustaría que la dirigieran ¡Ese era mi objetivo! Se decidió por mí, ¡Bien!
Unos meses más tarde empezábamos los ensayos. En ese tiempo yo había cambiado de opinión: no quería hacer sólo el cortometraje, también había decidido que quería ser actor (además de guionista y director). Creo que mi disposición hacia los ensayos habría sido igual de comprometida sin haber tomado esta decisión, pero mis nervios ante el resultado aumentaron.
Yo había escrito ya la biografía de Gabriel y llegado hasta el momento previo en que Gabriel, Mariana (Yollotl Manzur) y Julio (Fernando Cervantes), triangulo amoroso de la historia, se conocían, no quería influenciar en la relación que Carla quisiera construir.
En los ensayos, Carla nos guió con ejercicios sensoriales, algunos ya los había explorado en los talleres de Casazul.  Lo que me fascinó fue el poder de estos ejercicios. Gabriel y Mariana habían sido novios durante unos meses. El desarrollo de esa relación –todo su arco de transformación- se construyó sin diálogos. Y en momentos también con los ojos cerrados, sólo sintiendo el tacto del otro, su respiración, su olor.
Tal fue su efecto que cuando ensayamos la relación del triángulo amoroso con Julio  –del mismo modo, sólo con miradas y sin diálogos- Gabriel acabó llorando en un rincón del aula. Poco a poco íbamos conociendo mejor a los personajes, descubriendo defectos y virtudes. Tras los ensayos escribíamos una bitácora en la que desgranábamos los procesos y sensaciones transitados cada día.
Con el personaje de María (Carol Félix) los ensayos fueron diferentes porque ella y Gabriel no se conocían previamente en la ficción, el camino fue menos sensorial y más mecánico.
Durante el rodaje no tuve el valor de ver ninguna de las tomas (la ausencia de video assist se suplía con un iPhone) para no sentirme influenciado por lo que viera, y seguir siempre bajo la tutela de mi directora. No puedo hacerme una idea del resultado, pero sí sé que los ensayos me ayudaron como actor a conocer mejor a mi personaje y que a la directora encontró nuevos detalles en ellos. Durante la filmación el uso de la bitácora me sirvió para reencontrarme con cada uno de los estados habitados durante los ensayos.
Como actor me ayudó muchísimo una virtud/actitud que tiene Carla y se la había oído a Luis Mandoki en un taller reciente que tomé con él: “un director ha de estar y escuchar”. Con estas dos acciones el actor se siente protegido, con libertad para aportar y proponer, y seguro de que su director está junto a él en cada momento. Si no, uno se siente perdido.
Para mis futuros trabajos, como guionista, director o actor, siento que los primeros ensayos me son más útiles. Me doy cuenta de que en 19/03 no fueron tan sensoriales y creo que ahí radicaron mis dudas sobre lo que trataba de explicarles a mis actores.
Este artículo es independiente pero si quieren saber más sobre el rodaje de este corto pueden seguir el siguiente enlace de GuionistasVLC.
Otro artículo del señor guionista-actor Martín Román en el inquilino guionista, aquí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Martín, las mexicanas a las que rompiste el corazón te seguimos amandooooooo, papi.

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