domingo, 22 de enero de 2012

El guionista en lucha por el futuro

Llevo más de diez años trabajando profesionalmente de guionista y tanto productoras como televisoras articularon sus mañas legales para no pagarme jamás, derechos de autor por mi trabajo. La Sgae y la Sogem son un nido de rateros la una y el rancho de un cacique la otra, la Motion Picture Association of America, el despacho de un Goebbles con acento gringo, y ahora la SOPA/PIPA, una auténtica declaración de guerra cibernética. Y yo como escritor me pregunto: ¿realmente le importo a alguien?

            Triste me quedo al conocer la noticia hace un par de días del proyecto Marzo Negro en el que básicamente se nos pide no ir al cine en un mes. Más triste aún quedo por la desinformación sobre Megaupload que se hace en los medios populares de comunicación como elpais.com o el mundo.es. No sólo sus titulares llevan un juicio implícito y obvian la presunción de inocencia que debe poseer cualquier ciudadan*, sino que suenan igual de bélicos e insultantes a la inteligencia humana que aquellos que durante meses nos anunciaban un Irak repleto de armas de destrucción masiva.
            Pero lo que más triste me tiene es el conflicto interno que como guionista ahora siento frente a Hollywood. De sobra es conocido el conservadurismo de esta industria estadounidense, su inmovilidad adocenada de paquidermo y el interés meramente comercial que obvia cualquier ápice de cultura en sus películas. Sin embargo, a los sumo, un diez por ciento de su entretenimiento, de su chou bisnes, sí es considerado verdadero cine, y entiendo por ello aquellas buenas historias que por su interés dramático y humano entran directamente en la historia de la cinematografía.
            A Hollywood le podía perdonar la atroz resistencia a entrar en el mundo digital que viene arrastrando desde hace una década. A mí me gusta mucho el cine y nunca voy a dejar de ir a ver películas en pantalla grande. Pero lo que no le puedo perdonar es la contaminación, la asimilación, la simbiosis que ha tenido con la industria armamentística desde hace también diez años por lo menos. Donde todos somos sospechosos cuando no culpables, y sólo mediante la represión, la prohibición y la censura es que como borregos quieren hacernos entender y padecer su hegemonía al resto de las cinematografías del globo terráqueo.
            ¿Qué hacer, aparte de sentir esta tristeza por lo que Hollywood es hoy en día? Y por si no queda claro, hoy en día Hollywood son corporaciones que pisotean el derecho inalienable que tiene cada ciudadano a la cultura en su propia lengua, con sus propios códigos y sus propios sistemas de distribución. A día de hoy, Hollywood es peor que McDonal’s, y eso ya es decir. Imagínense que a partir de mañana queda prohibido comer tacos al pastor en México o tortilla de patata en España, y por ley del Imperio, tod*s debemos comer BigMac y además pagar un alto precio por ello. Eso hace Hollywood con nuestro cine, y lo peor, también ha empezado a hacerlo con internet.
            Estoy triste, tengo un conflicto interno. Yo sí he soñado muchas veces con echarme el hatillo al hombro y largarme a la meca del cine, a Cinelandia. Pero ahora, ¿para qué? ¿Para ser cómplice del mayor atentado contra la humanidad que se está perpetrando entre borracheras, cocaína mexicana y las minifaldas de aspirantes a actrices? Bueno, las tres últimas las tengo a la vuelta de la esquina, así que reformulo la pregunta, ¿irme a Hollywood para que sólo unos pocos en el mundo tengan derecho a ver y pagar por lo que allí se hace? ¿Para que las grandes diferencias entre norte y sur sigan y sigan por los siglos de los siglos como hasta ahorita?
            Para much*s mi discurso será contradictorio, dirán: “si Hollywood hace entretenimiento y no cine, ¿por qué quieres verlo?” ¿Qué pasa? ¿No tengo derecho a entretenerme las veces que quiera, no puedo tener gustos culpables y disfrutarlos? Igual que un día me apetece comer una ensalada y al otro una hamburguesa, yo, como muchísima gente que conozco, devoro toda la cinematografía que se produce alrededor mío. Y sí, mucha de ella GRATIS. Ni si quiera pago a los cárteles de la droga y la piratería que comercian por 10 pesos cada título que se produce en el continente y fuera de él y que el mexicano medio adquiere debido su analfabetismo digital propiciado por el gobierno en turno, títere del gobierno de más al norte.
¿Y por qué gratis? Por dos razones. Primero porque el sistema de Hollywood está diseñado para que sus productos se amorticen o fracasen financieramente en un solo fin de semana. O sea, que cuando llegan a mis manos, ya no pertenecen a la industria como tal (ya es un producto demodé) sino que pertenece al público que invierte horas de su vida en descargarlo y en verlo. Y segundo porque YO PAGO, concretamente casi 600 pesos (36 €) mensuales a Telmex por la conexión a internet, así que si quieren su pedazo de pastel en derechos industriales o de autor, ya saben a qué puerta llamar, y no es precisamente a la mía.
            Puestas las cartas sobre la mesa, agreguen una segunda condición a mi apodo: Inquilino guionista, y ahora también delincuente. Pues voy a hacer todo lo posible desde mi condición de escritor cinematográfico, para meterles la sopa por donde les quepa. Esta vez, el futuro sí es nuestro, que nadie les quiera engañar.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Aguerrido como necesario. Yo también soy delincuente y ojalá seamos más. La ley SOPA y atole con el dedo.

El inquilino dijo...

Cualquier ataque contra el dinosaurio, es una bendición del cielo rojo que nos espera a tod*s-.

Itzel Enciso dijo...

Ocupemos nuestro espacio, ocupemos el mundo. Seamos libres y crucemos esos límites. ¿Qué es un término? DELINCUENTE... ja... pues si es la denominación que me dan, me importa poco, el término se volvió tan confuso que podría pensar que el delincuente es el otro.
Reinventemos esta historia, que no creo en "destinos". Y hablando de guión, conflicto y deseo, más vale que asumamos que nosotros decidimos y le damos vuelta a la historia. Que soy idealista además de delincuente, pues sí, pero esa idea es lo que me obstina a renunciar a ese estado de permanencia apática y sumisa.

La tristeza es un período, pero de ahí a la METAMORFOSIS AMBULANTE. Y todavía creo que se puede transformar todo, sumemos instantes y detalles y quizá, quizá en un tiempo, no sé cuánto, mucho o poco, haya variado el rumbo de este mundo.

Saludos joven inquilino

Itzel

Anónimo dijo...

Muy cierto, ameno y concreto una voz que se alza con argumentos válidos y ciertos!!! Me uno, soy delincuente!!
RGB 78

El inquilino dijo...

Bien por los delincuentes guionistas o lo que es lo mismo, guionistas delincuentes. :D

Anónimo dijo...

http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2012/01/24/actualidad/1327430186_912245.html
El por qué cerraron MU.

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