viernes, 27 de agosto de 2010

Desengaños (se entiende que laborales)

¿Cómo lidiar cuando te roban una idea, un título, cuando no te pagan la chamba de meses? Y más en este mundillo, donde se mezclan amor, amistad, pasión, dinero y trabajo.
          ¿Dónde guarda uno las traiciones? ¿Las olvida porque eso dicta el sentido común, y sobre todo, para no joderse uno más de lo jodido que ya se siente?
           ¿Qué cara se le pone a ese amigo cuando te lo encuentras en un estreno, me refiero a ése que no te puso en los títulos de crédito como coguionista en un de sus cortos de la escuela de cine? O a ese otro que te dejó en la estacada largándose con el proyecto y el dinero que tanto esfuerzo te costó conseguir, ¿qué tratamiento se le da a esa historia negra entre compañeros y amigos de profesión? ¿Tragedia o melodrama?
           ¿Y cuál es la emoción que impera en el tono del relato? ¿Risa, llanto, indiferencia, perplejidad?
            El dinero, siempre el dinero, ¡qué importante es el dinero para el cine! Pero no es lo único, ni mucho menos. Conozco guionistas a los que hasta su propio hermano de sangre (también cineasta) les ha chingado de lo lindo.
           Pero ya basta de dramamex. Hay que seguir hacia delante como los de Alicante y sobreponerse a los desengaños. Andarse con más ojo y conocimiento, y no creérsela tanto, sobre todo a los demás. Recordar las cosas buenas con la satisfacción de haberlas disfrutado mientras duraron y punto.
           Seguir escribiendo, eso es importante.
           Seguir deseando también.
           Ni es oro todo lo que reluce, ni es amigo todo aquel que te halaga. Más bien, (aunque con un esperanzador quizás de por medio) todo lo contrario.

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